20 Dec 2019
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El calor fluye desde las zonas con mayores temperaturas hasta las zonas con menor temperatura en un proceso denominado transferencia de calor.
Empezando en la cámara de combustión de la caldera, el calor fluye a través de los tubos y de las paredes del hogar hacia el agua que los rodea. En este punto es cuando se genera el vapor.
Cuando la alta presión en la caldera desplaza el vapor hacia el exterior de la misma, se produce un aumento de temperatura en las tuberías de distribución. En este punto, el calor fluye desde el vapor hacia el aire que rodea a las tuberías atravesando las paredes metálicas de las mismas. Éste es el motivo por el cual una parte del vapor vuelve a convertirse en agua, lo que se denomina condensado. Para evitarlo, las tuberías de vapor deben estar correctamente aisladas para minimizar éstas pérdidas por transferencia de calor indeseadas al aire circundante.
El vapor puede utilizarse directamente, donde el vapor entra en contacto directo con el producto que se desea calentar o indirectamente, donde el vapor no entra en contacto directo y se utilizan sistemas que permiten un intercambio adecuado de calor.
Cuando el vapor alcanza estos intercambiadores de vapor o las diferentes máquinas consumidoras de energía, la historia es diferente. En este caso, la trasferencia de calor entre el vapor y otros puntos es deseable. Nada debe interferir en la transferencia de calor entre el vapor y el aire, entre el vapor y el agua o entre el vapor y cualquier elemento que se quiera calentar.
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