25 Oct 2019
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Los requisitos para las instalaciones de vapor son más restrictivos que los de fluido térmico:
Precisan de una sala de calderas exterior a las naves de fabricación con gruesos muros de protección y amplio espacio alrededor en el que no debe ejercerse ninguna actividad;
Exigen una descalcificación del agua, con un coste de mantenimiento de sal, y existe el riesgo de introducir agua salada en la caldera cuando el descalcificador no actúa correctamente, con la consiguiente corrosión de las paredes del hogar y acortamiento del poder de transmisión de calor y de la misma vida de la caldera;
Exigen un tratamiento del pH del agua en su interior para prevenir posibles corrosiones y oxidaciones de las partes en contacto con el agua.
Eficiencia del fluido térmico respecto al vapor:
Las soluciones de fluido térmico permiten reducir el consumo de combustible entre un 20 y un 25% respecto al calentamiento mediante vapor, lo cual lo convierte en una solución eficiente, tanto a nivel medio ambiental como económico. Un mismo proceso calentado con aceite térmico dispondrá de un rendimiento del 90%. El 10% restante vuelve a escaparse a través de la chimenea. Las soluciones de fluido térmico tienen como característica principal la posibilidad de trabajar a altas temperaturas (180-280℃) sin generar altas presiones como sucede con el vapor. Esto se debe a que no se da un cambio de fase desde su forma líquida y al hecho de trabajar en un circuito cerrado.
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