Las calderas de control automático pueden realizar diferentes tipos de control y regulación para asegurar su correcto funcionamiento. Algunos de los controles automáticos más comunes que se pueden encontrar en una caldera son:
Control de temperatura: Las calderas pueden controlar la temperatura del fluido térmico que circula por el sistema de calefacción o procesamiento, utilizando sensores de temperatura y dispositivos de control para ajustar la potencia de la caldera según sea necesario.
Control de presión: Las calderas pueden controlar la presión del fluido térmico utilizando sensores de presión y dispositivos de control para mantener la presión dentro de los límites establecidos y evitar daños en el sistema.
Control de nivel de agua: Las calderas que utilizan agua como medio de transferencia de calor pueden controlar el nivel de agua en el interior de la caldera utilizando sensores y dispositivos de control para mantener un nivel adecuado y evitar sobrecalentamiento.
Control de velocidad de ventilador: Las calderas que utilizan ventiladores para la combustión pueden controlar la velocidad del ventilador utilizando sensores y dispositivos de control para ajustar el suministro de aire y mantener la combustión en niveles adecuados.
Control de combustión: Las calderas pueden controlar la combustión utilizando sensores de oxígeno y dispositivos de control para ajustar la cantidad de combustible y aire en la mezcla de combustión, con el objetivo de optimizar la eficiencia y reducir las emisiones de contaminantes.
Control de encendido y apagado: Las calderas pueden encenderse y apagarse automáticamente utilizando sensores y dispositivos de control para monitorear la demanda de calor y ajustar la potencia de la caldera según sea necesario.
Estos son algunos ejemplos de los tipos de control automático que se pueden encontrar en una caldera, pero la funcionalidad exacta dependerá del modelo específico y de los requisitos del sistema de calefacción o procesamiento en el que se utilice.