08 Nov 2019
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Por su amplia definición, la biomasa abarca un amplio conjunto de materias orgánicas que se caracteriza por su heterogeneidad, tanto por su origen como por su naturaleza.
Las materias más utilizadas para las aplicaciones térmicas de la biomasa son los residuos de las industrias agrícolas (cáscaras de almendras, huesos de aceitunas…) y forestales (astillas, serrines…) y los residuos de actividades selvícolas (podas, claras, limpieza de bosques,…) y de cultivos leñosos (podas, arranques,…).
En muchas ocasiones algunos de estos residuos se transforman en pellet y briquetas. Los pellet son óvulos fabricados a partir de astillas de madera y serrín. Tienen forma cilíndrica, miden entre 1 y 2 cm de largo y unos 6 mm de diámetro. Su forma homogénea y su alta densidad energética presentan muchas ventajas: mejor combustión, estufas y calderas pueden autoalimentarse y funcionar de forma más autónoma, menos espacio para su almacenamiento, facilidades para su transporte y comercialización, etc.
Dentro de los principales biocombustibles sólidos españoles destacan los orujillos (de aceite y de uva), los huesos de aceituna, las cáscaras de frutos secos (tanto agrícolas, almendra; como forestales, piñón) y por supuesto los residuos de los montes y de las industrias forestales (desde cortezas hasta astillas, pasando por costeros y serrines).
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