Reducir la carga: Antes de apagar la caldera, se debe reducir la carga a su nivel mínimo. Esto ayudará a evitar caídas repentinas de presión y temperatura, que podrían causar daños a la caldera y sus componentes.

Cierre el suministro de combustible: El suministro de combustible a la caldera debe cerrarse para evitar que se produzca más combustión.

Deje que la caldera se enfríe: debe dejar que la caldera se enfríe gradualmente antes de realizar cualquier otra acción. Esto se puede lograr permitiendo que la caldera funcione a fuego lento hasta que la temperatura y la presión hayan bajado a niveles seguros.

Drenar la caldera: Una vez que la caldera se haya enfriado, se debe drenar el agua de la caldera y las líneas de vapor. Esto ayudará a prevenir la corrosión y otros daños causados ​​por la acumulación de minerales e impurezas en el agua.

Limpie la caldera: el interior de la caldera debe limpiarse a fondo para eliminar el hollín, las cenizas u otros desechos que puedan haberse acumulado durante el funcionamiento. Esto ayudará a mejorar la eficiencia de la caldera y extender su vida útil.

Inspeccione la caldera: se debe realizar una inspección visual de la caldera para verificar si hay signos de daños, fugas u otros problemas que puedan requerir atención.

Cierre todas las válvulas y ventilaciones: Todas las válvulas y ventilaciones deben estar cerradas para evitar que entre aire en la caldera.

Cubra la caldera: la caldera debe estar cubierta para protegerla del polvo, los escombros y otros contaminantes.